Aug 9, 2001

Pintura y Sensualidad




Los inicios del arte conceptual, si pudiéramos utilizar la idea que los ciclos históricos tienden a asemejarse en sus manifestaciones, podrían compararse a las reacciones iconoclastas de la Roma del siglo II y a la más conocida en Bizancio durante el siglo VIII; ambas, reacciones ultraconservadoras frente a un exceso de sensualidad en la representación o, en el caso del Arte Conceptual, una reacción ultraconservadora frente a los excesos del Pop, de la literatura beat, la liberación sexual de los años 60 y el disco.

El inicio del ´fin de la pintura´ es, a pesar de la construcción provocadora de su discurso, el inicio de una visión del arte que reivindica los valores de la ´moralidad´ y la ´responsabilidad´, por sobre los valores de la sensualidad y de la libido que, desde Watteau y hasta el Pop, construyeron la liberación del artista frente al arte edificante que impulsaba la Academia. Arte edificante como aquel que se orienta hacia su madurez con Beuys en los 70.

El artista de los 90 está ya imbuido de responsabilidad melodramática o en su defecto del mejor antídoto contra la pulsión de la sensualidad: el terror. La típica forma victoriana de entretenimiento y artículo de consumo.

Tal vez la única forma que a comienzos de éste milenio navega cómoda, sin tener que rendir cuentas a las presiones y exigencias de la ideología -en el sentido en que toda forma de arte para ser válida y poder ser consumida tiene que ser conceptual, política (como si el placer no fuera el fin de toda política), y lidiando con la pulsión de muerte-, es la Moda.

Por lo tanto ésta pintura, al aliarse con la moda, no se obnubila frente a la presión que todo artista, sobre todo el artista colombiano, debe complacer las exigencias museísticas por lo exótico en forma de terror o en forma de folklore.

Ésta pintura se encuentra directamente aliada con esa forma de placer que es pura invención urbana, caprichosa y cotidiana y que no conoce la nostalgia ni los apegos feudales, que son la causa de toda violencia.

Es, en palabras de Goethe, presente puro. En palabras de Epicuro en su sistema del placer, ataraxia.

La moda y la pintura son tal vez las únicas manifestaciones artísticas que en ésta época están más allá del discurso, de la filología y de la promiscuidad lingüística con que el Posmodernismo y el Arte Conceptual quisieron intoxicar las ideas Pop. Ideas que casi logran, de manera heroica, despojar al placer de toda culpa y al arte, de la gran superstición de ser responsable para simplemente ser.