Jun 11, 2010

Los dos discursos de Brea


De Gigantería y trampantojo a Deliberación rápida y sencilla.

1.- 11 de abril de 2010

“En cambio, la grieta de Doris Salcedo equilibraba ya bastante bien las dosis de sus concesiones a partes iguales: al entretenimiento esa espectacular fractura que recorrería ominosa el edificio, en un ejercicio de fantaseo deconstruccionista -casi literalmente, en su ficción contraarquitectural- que por contraste venía a realzar la misma enormidad espectacular del espacio en su grandiosidad y gigantería. Aunque es posible que algo en la pieza jugara todavía demasiado la lógica tardía del simulacro -en lo que resultaba difícil saber hasta qué punto la rotura del suelo era toda real en su profundidad, o había algo en ella de mera puesta en escena, de puro trompe-l’oeil- lo cierto es que esa figuración de un atentado anarquitectural alegorizaba a la perfección el cuestionamiento implícito del propio escenario -y con ello de la misma institución- que le daba alojamiento, constituyendo de ese modo una eficiente apariencia de cuestionamiento de la misma lógica de la que participaba.

Así, y fuese que la grieta era parcial trampantojo o genuina realidad -“realidad” incluso en la rotura efectiva del edificio, a la manera de un Matta-Clark-, su eficiente retórica autocuestionante sin duda facilitaba al espectador ese consumo de entretenimiento salvado de toda mala conciencia puesto que la inteligencia del sentido de la pieza rápidamente le hacía cómplice satisfecho de participación en una economía de resistencia -en un juego de sabotaje consentido- hacia la propia dinámica en la que, si embargo y pese a todo, se encontraban ambos -obra y espectador- por igual perfecta y plenamente integrados.”
Nuevas economías del entretenimiento: el “efecto Tate” – José Luis Brea
http://salonkritik.net/09-10/2010/04/nuevas_complejidades_en_las_ec.php
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2.- 6 de mayo del 2010

“El portavoz del jurado, José Luis Brea, afirmó que la deliberación fue “rápida y muy sencilla”, y destacó que la obra de Doris Salcedo “posee unas claves para poder situar en la historia toda la eclosión de artistas latinoamericanos de las últimas dos décadas”.

“Es una artista moderna, con una trayectoria reconocida y pujante en la escala internacional”, señaló Brea, quien hizo referencia a que hasta ahora el Premio Velázquez estaba orientado a reconocer el conjunto de la trayectoria de un artista. Con esta elección, “además de reconocer su obra, queremos orientar el premio en la dirección de galardonar a una artista con obra viva y polémica”, explicó Brea, que puso como ejemplo la exposición que la Tate Gallery dedicó a Doris, que fue objeto de debate.
Con el galardón a Doris Salcedo, según este crítico de arte, se premia por tercera vez a un artista latinoamericano -los anteriores fueron el mexicano Juan Soriano y el brasileño Cildo Meireles-, frente al reconocimiento del Premio Velázquez obtenido por seis creadores españoles.

Brea recordó que hasta el momento ninguna mujer había recibido este premio, “lo que era injusto, dado el buen trabajo que muchas mujeres están haciendo”. Las obras de Salcedo han sido expuestas en importantes centros del arte, como la Tate Modern de Londres, el Centro Pompidou de París, el Museo de Arte Moderno de Nueva York o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid.”
La pregunta es: ¿Qué pasó José Luis, en el medio de éstos dos discursos?
Carlos Salazar
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Discusión

amigo salazar,
la respuesta a tu pregunta -”¿que pasó entre estos dos discursos?”- es, me parece, muy sencilla: pasó una “tercera voz”, la de un mediador, la de un periodista, que “dice” “que Brea dijo”. discúlpame si como productor de pensamiento u opinión sólo suscribo lo que firmo -y no lo que en deriva a ni sé cuantas bandas resulta del rebote de lo que “otro dice” que “yo dije”.
que conste en todo caso, y además, que mi escritura crítica no tiene ni de lejos la pretensión de la univocidad que parece alentar tu reproche implícito. no es la mía -mi pretensión- la de ser un “autor” con una “voz única” -quién la tiene, y aún quién la querría tener. siempre recuerdo con afinidad y simpatía aquella advertencia propedéutica de “rizoma” en que sus autores declaraban como punto de partida: “y como cada uno de nosotros era varios, en total ya éramos muchos …”.
en relación a mi trabajo tendría como mucho -y aquí me atrapas- la pretensión de construir un “sistema de escritura y conceptualización” dotado ciertamente de algo de coherencia pero sobre todo de mucho de productividad, que en su esfuerzo de dedicación al análisis de las obras de la cultura contemporánea pudiera aspirar a mucha “potencia de obrar”. pero nunca a la cruzada contra autor específico alguno -a los que tomara por fetiches de valor -positivo o negativo, blanco o negro- necesariamente absolutizable y único.
en cuanto a las presuntas contradicciones que pareces encontrar, yo no veo ninguna entre considerar maravillosamente valiosa la producción de un(a) artista y la capacidad de analizarla distanciadamente e incluso mostrando un talante crítico acerca de su realización y su juego público, en lo público. todo lo contrario, de una obra que no me pareciera cuestionable y discutible creo que no me tomaría jamás la molestia de hablar -mucho menos de escribir. pero tampoco la propondría jamás para un reconocimiento cultural, como el que supone este premio.
precisamente una de las cualidades de la obra de doris salcedo que el jurado valoró -y yo como parte de su declarada unánimidad- fue justamente su condición polémica, su posicionarse en el filo de lo litigable de nuestro mundo y nuestro tiempo y nuestras sociedades y todo su conflicto, su capacidad de abrirse a escenarios de interpretación diversa y no exenta de contradicció (que es justamente lo que mi artículo señalaba): su darse a discrepancia, debate y disentimientos. algo por lo que ciertamente tomo partido, y que -puesto en una obra o por su mediación- en sí mismo me parece antes un valor que un defecto.
siempre me gustó aquella definición que sugería entender la crítica -y aún la obra que quiera serlo- como máquina de multiplicación de las interpretaciones. creo que en mi análisis del “efecto tate” pongo en juego en la consideración de la obra de doris salcedo unas premisas y unas problemáticas -la crítica como suplemento, sí- que no es exactamente la misma que ella ha declarado como su propio contenido intencional de enunciación, de producción y alegoría de sentido: pero eso no me parece una contradicción en sí mismo, sino, al contrario, el escenario mismo en que comenzar el trabajo analítico, algo que forma parte consustancial del quehacer crítico.
si una obra es fuerte y consistente aguanta a la perfección ese doble impulso -de reconocimiento y actitud crítica. francamente, no me parece que ese talante -de simultáneo respeto y necesaria distancia analítico-crítica- sea inconveniente a la producción interpretativa y el análisis conceptual serio. si me apuras, la veo casi necesaria y perfectamente enmarcada en el programa epistemológico benjaminiana -que siempre quise hacer mío- de la crítica como “mortificación” de la obra: aquél que también se revelaba implícito en el lema jocoso de su “la verdadera crítica se acerca a la obra con la misma ternura con que un caníbal se guisaría a un recién nacido”.
¿denunciarías un “doble discurso” en la sofisticada pasión gastronómica del crítico-caníbal? yo no lo describiría así, sino, como mucho, una doble sensibilidad para con lo exquisito: tan favorable a la libertad del concepto como, al mismo tiempo, amable antes la densidad compleja de una obra ante la que se es simultáneamente capaz de sentir y expresar un fondo de intenso reconocimiento y respeto.
un abrazo,
Jose Luis Brea
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“El valiente dura hasta que el cobarde quiere”
José Luis.
La verdad éste es uno de esos casos en que, lleno de admiración por tu artículo “Retóricas de la Resistencia” de septiembre de 2009, decidí, por no tener nada más que hacer en éstos calurosos días, mirar tu discurso bajo tu propia lupa. Aplicar tu metodología contra ti mismo solo por querer ser insolente a tu manera. La pregunta es si tu pensamiento es desechable. Porque no hay otra manera de adoptar un sistema de inmunidad frente a tu propio discurso cuando éste te alcanza como un boomerang y cuando tu mismo comienzas a ser un ejemplo de las “Retóricas de Resistencia” y el travestismo antihegemónico, florete que esgrimes con tanta majura. No sé si ésto que me permito transcribir y qué es tan “insolente” y tan “indignado” es tuyo o es una versión de algún periodista tergiversador:
“Toda crítica de la ideología debe empezar por desenmascarar, por cuestionar los relatos bienpensantes, administradores de la carga de moralina con la que se amaña el mapa de las distribuciones del poder y las presuntas resistencias contra él –a beneficio de que quien lo ostenta pase en ello tan desapercibido como pueda.”
“Una distinción se impone urgente: aquella que nos ayude a diferenciar y distinguir los imaginarios de dominación de los dominantes. Estos no van ya a venirnos de cara: sino, al contrario, travestidos de antihegemónicos, de antisistémicos, de antagonistas, abanderando sus astutas y oportunistas retóricas de la resistencia.”
“No es sospechoso que tantas veces esas retóricas nos vengan ahora dispensadas “contradiscursivamente” desde los centros mismos del poder, desde las mismas Instituciones que lo instituyen y administran?
“Y es esto también lo que hace que justamente el análisis de los conceptos y sus viajes -el viaje que por ejemplo realizan las ideas para verse convertidas de conceptos en cantinelas aprendidas- sea el método más poderoso -en el horizonte del análisis cultural- para desenmascarar el modo en que aquella fabricación de retóricas potenciadas en su origen -en su originación activa, poiética casi diría- para el ejercicio crítico, pueden ser poco a poco absorbidas y transformadas -esto es lo que sería su misión detectar y desenmascarar- en desactivados dispositivos de poder. Los imaginarios de antagonismo y contra-dominación en imaginarios dominantes, las retóricas de la resistencia en la ideología hegemónica, en la cháchara más propia y característica de nuestro tiempo, en la discursividad dominante en el espacio del contemporáneo y triunfante, en el orden de los discursos y las formaciones simbólicas, “capitalismo antagonista”.
http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num7/01_brea.pdf
http://salonkritik.net/09-10/2009/09/retoricas_de_la_resistencia_im.php
Lo he dicho muchas veces. No me interesan en especial Doris Salcedo, tu, o algún miembro del mundo del Arte en particular, ni reírme de las nuevas nociones principescas (no me refiero a Maquiavelo sino al Príncipe Felipe):
Don Felipe añadió que Salcedo “conjuga el arte con la ética”….
http://larazon.es/noticia/3166-doris-salcedo-premio-velazquez-de-artes-plasticas-2010
(Ésto, como dicen en España, ya es la pera…)
Me interesa obsesivamente saber cómo es que funciona todo éste “trampantojo” como dices tu:
“Desenmascarar, cuestionar los relatos bienpensantes, administradores de la carga de moralina con la que se amaña el mapa de las distribuciones del poder y las presuntas resistencias contra él”.(Brea, idem.)
No estoy haciendo nada diferente a confrontar tu discurso dentro de tu propia metodología. No creas que te estás estrellando contra mi o que has caído en mi trampa. Nada. Estás discutiendo contigo mismo, peleando contigo mismo y eventualmente justificándote frente a ti mismo. Y lo entiendo bien: jugar a ser terrible “en contra el Statu Quo”, mientras se ayuda a limpiar su patio trasero es facil. Doris Salcedo lo ha demostrado y se está volviendo, más que ningún otro, el caso clínico y el emblema más interesante de cómo funciona la máquina ideológica del Capitalismo Corporativo y sus nuevos intentos de mutación hacia el Capitalismo Ético o hacia el Capitalismo Filantrópico. Todavía no deciden…
El espejo en el que te ves ahora lo pusiste tu. Yo solo observo. Como dijo Walter Benjamin a una chica luego de un evento amoroso: solo me gustaría saber si hay que tomarte en serio o no de ahora en adelante.
Un abrazo,
Carlos Salazar
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estimado carlos, de nuevo,
te agradezco la generosa profusión de las citas que recoges. lo cierto es yo no aprecio inconsistencia alguna entre ellas, ni entre ellas y mi declaración de reconocimiento a la obra de doris salcedo, reforzado y nunca mermado por su “discutibilidad” y su condición polemizable, una que no te niego y que mi propio artículo en efecto planteaba.
decir mucho más nos llevaría, me temo, a adentrarnos en el juicio de las personas -doris, tú o yo mismo-, y sinceramente es algo que no me considero quién para hacer, ni es terreno en el que me apetezca entrar.
un abrazo,
Jose Luis Brea
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Por desgracia José Luis, en mi caso va a ser inevitable. El que, en nombre del espíritu crítico ha querido dividir el mundo en dos bandos, uno que apoya el “Statu Quo” y otro que “está en contra del Statu Quo” está lidiando con su propia sostenibilidad pública al respecto.
Chantal Mouffe, Doris Salcedo y toda la corporación del Arte Social y Político han usado esta antinomia estratégicamente para promocionarse en el mercado, para juzgar y para crear un mundo en blanco y negro. Es justo ponerlos ante un espejo.
El arte contemporáneo se sostiene sobre ésta antinomia. El sistema curatorial juzga sus preferencias y da sus premios según ésta antinomia. El mercado del arte y el sistema bienalístico se sostiene sobre ésta antinomia. El mundo moral de hoy en día es un mundo maniqueo gracias a la adopción superestructural de ésta antinomia.
Haber enunciado tamaña falacia para conquistar una hegemonía de mercado y revisar la Historia del Arte en términos de “malos” y “buenos” tiene que traer sus consecuencias – y aquí hablo de Política real- políticas. Si han creado un monstruo, deben asumir su responsabilidad.
Pero tienes razón. Dejémoslo, por ahora, de ese tamaño.
Un abrazo,
Carlos Salazar