“El plagio anticipatorio sucede cuando alguien roba tu idea original y la publica cien años antes que tu hayas nacido.”Robert Merton
“Le plagiat est nécessaire. Le progrčs l’implique. Il serre de prčs la phrase d’un auteur, se sert de ses expressions, efface une idée fausse, la remplace par l’idée juste.”Lautréamont
¿Que hubiera sido de Shakespeare sin el plagio? De los 6 mil versos de Enrique VI solo 2 mil son suyos. Romeo y Julieta está calcada de los cuentos de Mateo Vandello o, como observa en un tono exagerado que no es inferior a su gracioso apellido el profesor Conejero, presidente de la Asociación Shakesperiana de España,
“William Shakespeare no era un escritor, era un genial carpintero del teatro, un actor que copió y plagió maravillosamente de los texos que había en su época, al tiempo que escribió obras deleznables y es dudoso que los textos que manejamos sean realmente de él…, ya está bien de adorar al santo”.(1)
“Lolita” de Navokov está calcada de una historia de Heinz von Lichberg de 1916 y “Naked Lunch” de William Bourroughs es la “copia y pega” o Cut Outde trozos enteros de novelas de ciencia ficción de los 40s y 50s. Muddy Waters fusiló a Robert Johnson o “The Waste Land” de T.S. Elliot es un compendio de citas, alusiones y contenido supuestamente original (2)
En pintura ni hablar. El cubismo es un plagio metódico de las últimas obras de Cézanne. El expresionismo abstracto de las acciones pictóricas del grupo japonés Gutai. La “Gioconda” con bigotes de Duchamp y la “Libertad Guiando al Pueblo” de Delacroix están copiadas de imágenes populares a las que nunca dieron su reconocimiento público y así ad nauseam.
Toda revolución en arte suele ser tan solo el plagio de cosas olvidadas.El renacimiento es un plagio de Grecia y Roma. El racionalismo inglés de los estóicos y los satíricos romanos. El posmodernismo es un plagio de Rousseau, de Herder, de Wagner y las teorías culturales del nazismo, todo ello mezclado con el lenguaje cristiano de la gran obra de la literatura puritana inglesa A Pilgrim´s Progress(1678) de Bunyam.
La historia del Arte y la literatura son en gran medida la historia del plagio. Ya en la antiguedad Plinio el viejo descubre que todos los autores serios que leía copiaban sin pudor trozos enteros de sus predecesores sin el más mínimo agradecimiento; pero más interesante el el concepto de “plagio anticipatorio” de Robert Merton quien descubre que la mayoría de nuestras ideas han sido plagiadas cien años antes que nosotros, o como sucede en el medio académico español con su tardío y “amateur” desarrollo del posmodernismo, 40 años antes.
La historia del Arte y la literatura son en gran medida la historia del plagio. Ya en la antiguedad Plinio el viejo descubre que todos los autores serios que leía copiaban sin pudor trozos enteros de sus predecesores sin el más mínimo agradecimiento; pero más interesante el el concepto de “plagio anticipatorio” de Robert Merton quien descubre que la mayoría de nuestras ideas han sido plagiadas cien años antes que nosotros, o como sucede en el medio académico español con su tardío y “amateur” desarrollo del posmodernismo, 40 años antes.
El teórico español medio de nuestros días suele haber sido plagiado anticipatoriamente por Barthes, Derrida, Baudrillard, Deleuze et al. y en ese órden de ideas, al ejercicio forense de Lucas habría que añadirle el ejercicio de encontrar cuales autores de 40 años hacia acá habrían plagiado a José Luis Brea y aun más allá, a las eminencias de la teoría neo-postectructuralista del arte y la política contemporánea.
El problema moral no es si Vasquez Rocca plagió a Brea. El problema moral sería en todo caso saber si lo que plagió merecia la pena ser plagiado y si pudiendo haber plagiado de otras fuentes tomó al plagiar una fuente que ya había sido plagiada por autores ya desaparecidos como Derrida y Deleuze.(3) Plagiar es un arte consumado y como todo arte consumado no tolera la simpleza, que es lo que ha sucedido en éste caso. Los espartanos enseñaban a sus jóvenes a robar para que desarrollaran su astucia; pero si se dejaban pillar por sus tutores eran castigados con rigor. Es en esa medida que Vasquez Rocca se merece lo que le pasa.
Carlos Salazar
(1) El profesor Conejero dice que Shakespeare plagió y escribió obras deleznables.
http://www.elpais.com/ articulo/cultura/CONEJERO/_ MANUEL_ANGEL/SHAKESPEARE/_ WILLIAM/profesor/Conejero/ dice/Shakespeare/plagio/ escribio/obras/deleznables/ elpepicul/19950126elpepicul_6/ Tes?print=1“>Por Rosana Torres. El País. Enero 26 de 1995.
http://www.elpais.com/
(2) “Consider this tale: a cultivated man of middle age looks back on the story of an amour fou, one beginning when, traveling abroad, he takes a room as a lodger. The moment he sees the daughter of the house, he is lost. She is a preteen, whose charms instantly enslave him. Heedless of her age, he becomes intimate with her. In the end she dies, and the narrator—marked by her forever—remains alone. The name of the girl supplies the title of the story: Lolita.
The author of the story I’ve described, Heinz von Lichberg, published his tale of Lolita in 1916, forty years before Vladimir Nabokov’s novel. Lichberg later became a prominent journalist in the Nazi era, and his youthful works faded from view.”
Jonathan Lethem.The ecstasy of influence: A plagiarism. Harper´s Magazine.
http://www.harpers.org/ archive/2007/02/0081387
The author of the story I’ve described, Heinz von Lichberg, published his tale of Lolita in 1916, forty years before Vladimir Nabokov’s novel. Lichberg later became a prominent journalist in the Nazi era, and his youthful works faded from view.”
Jonathan Lethem.The ecstasy of influence: A plagiarism. Harper´s Magazine.
http://www.harpers.org/
(3) “Te diría que como profesor de universidad oriento mi docencia regular a poner a mis estudiantes en contacto con los utillajes más rigurosos y críticos que proporcionan la estética y la teoría del arte, desde Nietzsche, Marx y Freud (como trilogía fundante de la escuela de la sospecha) hasta el pensamiento actual, pasando insistentemente por el postestructuralismo francés y la escuela de Frankfurt, que es de donde mi propia formación más se alimenta (particularmente en Deleuze y Derrida”.
José Luis Brea. Entrevista en http://arteleku.net/4.1/ zehar/6061/Brea_es.pdf.
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José Luis Brea. Entrevista en http://arteleku.net/4.1/
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Coincidencias, devenires, crítica y algo más
En los primeros días de junio de 2008, Lucas Ospina hizo un interesante hallazgo. El crítico chileno Adolfo Vásquez Rocca había escrito en tres de sus artículos varias ideas en extremo idénticas a otras formuladas por el teórico español José Luis Brea. Las coincidencias eran deslumbrantes. El fragmento publicado por Ospina para llamar la atención sobre la inusual circunstancia era un agudo comentario sobre el “devenir online” de la crítica de arte. No solamente se afirmaba allí la necesidad de un compromiso ético de la tarea crítica enfrentándose permanentemente al aparato enajenante de producción artística, sino además, como corolario de las tesis, se instaba a asumir las consecuencias de la pérdida de autoridad que ese “devenir online” generaba: una renovada pluralidad de voces que desestabilizaba el poder omnisciente habitualmente asignado a la figura del crítico de arte.
Mientras nuevas ‘semejanzas’ eran señaladas por Ospina y otros comentadores, las reacciones fueron numerosas. Algunos se apresuraron en reprobar la acción, asumiendo una actitud moralmente condenatoria –un comentario mío incluido– convirtiendo la reflexión en fácil denuncia. Otros más serenos entrevieron la complejidad que la discusión arrastraba en torno a la escritura, el medio digital, la autoría, el sentido y los lugares de la crítica, y abrieron nuevos caminos frente a la coyuntura. El debate siguió su camino entre nuevas coincidencias encontradas, defensas airadas, verificaciones digitales, apropiaciones, hasta que en un momento simplemente se dejó de hablar del tema.
Cuando Jaime Iregui me invitó a elegir y presentar un debate para el magazine #2 “La mirada del lector”, algunas semanas atrás, inmediatamente pensé en esta discusión –intuyo porque uno recuerda las instancias que más lo movilizan. Una de las cosas que me dejó el debate fue, sin duda, la posibilidad de cuestionar nuevamente el repertorio de preguntas con las cuales enfrentamos las aparentes evidencias. Más allá del ¿qué es? o el ¿de quién?, cuya torpeza viene marcada por la búsqueda policial de un algo o un alguien perfectamente identificable, lo que estaba en juego aquí era algo más complejo y que parecía desplazarnos hacia la interrogante por los usos: ¿cómo funciona? ¿de qué manera? ¿qué reglas sigue aquel discurso y que modos de existencia determina al interior de él?
Para mi resultó profundamente interesante advertir que si bien el debate retomaba un escrito que procuraba destejer analíticamente la labor de la ‘crítica de arte’ (y sus implicancias en el territorio digital) lo hacía abriendo un espacio donde aquellas certezas emergían completamente desequilibradas, reconfigurando el hacer crítico a través de un dispositivo (la charada o juego de las adivinanzas de Ospina) que se escabullía de toda producción eficaz de significados –consensualmente exigida por las demandas administrativas del arte– para ir deliberadamente en contra de toda lógica del direccionamiento. Un ejercicio que situaba a la crítica como la puesta en duda de su propia dinámica.
Y me interesaba además presentar este debate porque quizá ello pueda leerse como índice (uno de varios) de un tránsito sutil pero decisivo operado al interior de los modos de discutir en Esfera Pública, que ha disuelto efectivamente no solo la ‘jurisdicción’ de las comillas –y la circunscripción de quien tiene o no acceso a la palabra– sino, más significativamente aún, los preestablecidos modos de hacer que señalan precisamente que más allá de la “tarea de la crítica” la crítica real se presenta como la desasignación radical de toda tarea, sin tener ya que rendirle cuentas a nada ni a nadie. Es precisamente allí, donde su irrupción permanece aún irresuelta, que su ‘tarea’ ha sido acometida.
Miguel López
Devenir "on line"
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